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Rodrigo Domínguez, docente del Departamento de Construcción y Prevención de Riesgos de la Sede Viña del Mar de la Universidad Santa María, entrega una serie de recomendaciones para evitar posibles daños a la propiedad e integridad de las personas por el mal uso de calefactores en el hogar.

Las bajas temperaturas que han azotado a la zona centro y sur del país, no sólo traen consigo enfermedades respiratorias, ausentismo escolar y otra clase de problemas, sino que también aparecen una serie de situaciones, condiciones y acciones domésticas riesgosas, dado el aumento en el uso masivo de calentadores y artefactos eléctricos en los hogares.

Se sabe que durante esta época invernal aumentan considerablemente los accidentes domésticos, especialmente por el mal uso y ubicación de estufas, chimeneas y braseros. Es por esta razón, que Rodrigo Domínguez, docente de la carrera de Prevención de Riesgos de la Sede Viña del Mar de la Universidad Técnica Federico Santa María, recomienda ubicar las estufas eléctricas, en lugares que no requieran alargadores y que “ojala se enchufen directamente a la corriente domiciliaria”

En relación a los riesgos que existen en el hogar para los más pequeños de la casa, el experto piensa que los accidentes se producen principalmente “porque los padres adquieren estufas que no tienen sistema de protección adecuado (artefactos con certificación), ni tampoco ponen obstáculo que dificulten el libre transitar del menor al lugar”.

Además, señala que es muy necesario leer las instrucciones que vienen con estos equipos, pues la mayoría de ellos vienen con recomendaciones de seguridad y de uso, y que es conveniente seguirlas al pie de la letra para así poder evitar algún evento no deseado.

Los braseros: un problema sin solución

Sin duda los braceros siguen siendo una forma muy popular de calefacción, debido principalmente a su bajo costo y fácil acceso, pero también, esta fuente calórica tiene un grave problema; la emisión de gases como el monóxido de carbono.

La intoxicación por monóxido de carbono que emana de los braseros se transformó en una situación muy común en el mundo, considerando que se producen miles de accidentes como consecuencia de su inhalación. Sin ir más lejos, en nuestro país más de un centenar de personas han fallecido en los últimos años producto de intoxicaciones con este gas, siendo el descuido y la poca precaución en su utilización, parte importante de este fenómeno.

Por ello, es importante tomar en cuenta las medidas preventivas que indican los expertos en estos casos, y no sólo por los peligros que conllevan los incendios y las intoxicaciones, sino por los riesgos de quemaduras a los que se ven expuestas las personas por el mal uso de éstos.

Rodrigo Domínguez, apunta que la utilización del brasero no es una buena práctica, pero si se hace “es conveniente encender el fuego en el exterior de la vivienda y, una vez que sólo queden las brasas, usarlo en el interior para calefaccionar y evitar de ésta forma acumulaciones del gas en el recinto, porque las emanaciones de monóxido de carbono no tienen olor, ni color, por lo cual las personas no se dan cuenta de la presencia de estos gases, que al mezclarse con la sangre, produce la carboxihemoglobina: un veneno mortal para el ser humano”.

Otro problema habitual es la utilización de aerosoles para disimular el olor que emanan de los braseros. Al respecto, Domínguez cree que “no es una buena mezcla, porque se está combinando un solvente con una atmósfera inflamable que perfectamente puede generar un incendio.

Qué sucede con los guateros

Los guateros son todo un símbolo en los hogares chilenos, pero también, es uno de los arminículos más peligrosos al momento de ocuparlos, ya que la imprudencia y su mala manipulación pueden hacer de ellos un arma mortal si no se toman los resguardos necesarios.

El docente señala que “es ideal ponerlo entre las frazadas o envuelto y no directamente al cuerpo, ya que muchas veces la persona puede tener demasiado frío, y no percibir que se está quemando, dado que el frío posee un efecto “anestésico” sobre la piel”, aclara.

Además, agrega que “existe gran variedad de guateros entre los que se encuentran algunos certificados y otros que no cumplen con las medidas de seguridad mínimas; como por ejemplo, aquellos de plástico de vida útil, y resistencia mecánica limitada”, sentencia.

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